miércoles, 10 de junio de 2009

Cambio climático global:

Si bien el cambio climático corresponde más a una problemática mundial que nacional, se harán a continuación comentarios sobre la situación particular de la Argentina con respecto a sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y se mencionarán conclusiones arribadas en el marco de la Conferencia de las Partes COP-4, llevada a cabo en Buenos Aires entre el 2 y el 13 de Noviembre de 1998.
La Argentina es signataria del Convenio de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, por la cual se comprometió, entre otras cosas, a realizar un inventario de sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI):
Los gases incluidos en el inventario son: Dióxido de Carbono (CO2), Metano (CH4), Monóxido de Carbono (CO), Oxidos de Nitrógeno (NOx), Oxido Nitroso (N2O) y Compuestos Orgánicos Volátiles distintos del Metano (COVDM). El total nacional de emisiones de GEI se resume en la tabla siguiente:
Cuadro Nº 3: Emisiones de Gases de Efecto Invernadero para el total del país (Gg). 1990 y 1994.

1990 1994 Variación porcentual
CO2 97.402,01 109.000,68 11,90%
CH4 13,90 33,16 138,56%
NOx 536,00 619,00 15.48%
CO 1.511,00 1.736,00 14,89%
COVDM 274,40 329,00 19,90%
N2O 0,60 0,80 33,33%

Fuente: Inventario de Gases de Efecto Invernadero. Gobierno de la República Argentina. 1997
Los resultados de las emisiones en Gg para 1994 se presentan en la siguiente tabla:
Cuadro Nº 4: Emisiones de Gases de Efecto Invernadero por actividad (Gg). 1994

CO2 CH4 NOx CO COVDM N2O
Energía Sector público 16.978 0,07 61,2 - - -
Autogeneración 3.211 0,01 11,1 - - -
Refinación de petróleo 5.308 0,05 14,0 - - -
Otras de energía 6.689 0,02 24,0 - - -
Industria 17.000 - 24,7 5,5 - -
Transporte 34.787 31 323 1659 305
Comercial / institucional 3.110
Residencial 14.592
Agrícola 7.235 148 59 23
Emisiones fugitivas 1.111 37,71
Procesos industriales 4.248 19
Agricultura 8,12 2573,88 2,29 136,65 0,7
Desperdicio 511
PROGRAMA PRODIA
Fuente: Inventario de Gases de Efecto Invernadero. Gobierno de la República Argentina. 1997
Actualmente el 70% de las emisiones de CO2 se originan en el consumo final de la energía y el 30% restante en el abastecimiento energético. La utilización de energía aporta GEI por dos vías, una por las emisiones fugitivas producto de la actividad y otra por la quema de combustibles. Las primeras son de pequeña magnitud, tal es así que al conjunto de los sistemas de Petróleo y Gas Natural se le pueden adjudicar 30,41 Gg de CH4 y 1111,08 Gg de CO2 en 1994 y a la minería del carbón 7,3 Gg de Metano para el mismo año. (Inventario de Gases de Efecto Invernadero, 1997).
Con respecto a la quema de combustibles, la participación es mucho más elevada. En este informe se desagregarán las emisiones de GEI según el origen de las mismas. Así puede distinguirse el consumo de energía del sector público, de autogeneración, de refinación de petróleo, de otras industrias de energía, de la industria en general, del transporte y de la combustión en pequeña escala, que incluye el consumo de comercios e instituciones, el del sector residencial y el del sector agrícola.
Es importante resaltar que las emisiones principales de CO2 se originan en el consumo de energía por parte del transporte, seguido por las industrias, pero mientras que el primero las incrementó en un 26,8% entre 1990 y 1994, las segundas disminuyeron sus emisiones.
Las industrias también disminuyeron los niveles emitidos de NOx y CO en un 67,6% y 65,4% respectivamente. Esto se debe principalmente a la sustitución del Diesel Oil por Gas Natural. Sin embargo, las emisiones por procesos industriales pasaron de 2.994 Gg en 1990 a 4.248 Gb en 1994 por lo que el neto del sector se encuentra en el orden de los 1,45 Gg de CO2.
Con respecto al gas metano, la fuente principal de emisiones es la agricultura a partir de la generación por fermentación entérica y tratamiento de estiércol, 92,1% de las cuales corresponden al ganado bovino; el cultivo de arroz (119,48 Gg en 1994); y en menor medida, por la quema de residuos orgánicos in situ.
Cabe destacar que las emisiones de CO tienen su principal origen en el transporte, como consecuencia de la combustión incompleta, y en menor proporción en la agricultura.
Con respecto a los cambios en el uso de la tierra, se estimó el promedio anual correspondiente al período 1989 - 1994 en una absorción neta de 63347 Gg de CO2. Este es el resultado de calcular las absorciones y emisiones netas de las distintas conversiones de usos.
En el caso de los bosques manejados, la absorción neta es de 31.809 Gg de CO2/ año, en la conversión de bosques a tierras de uso agropecuario corresponde una emisión neta de 36.844 Gg/año, y en el abandono de tierras de cultivo o ganaderas, una absorción neta de 6.8382 Gg/año.
La cuarta Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático fue llevada a cabo del 2 al 13 de Noviembre de 1998, en Buenos Aires, y contó con más de 5000 participantes. (United Nations, 1998).
Luego de varias horas de negociaciones a puertas cerradas y concluida la sesión plenaria, los delegados adoptaron el llamado Plan de Acción de Buenos Aires, entre otras decisiones de importancia. Por el mismo las partes declaran su determinación de fortalecer la implementación de la Convención de Cambio Climático y prepararse para la futura entrada en vigor del Protocolo de Kioto.
Dos acontecimientos resultaron particularmente importantes para la Conferencia: una de ellas fue la declaración de Carlos Menem de comprometerse voluntariamente a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para el período 2008 a 2012; y otra fue la firma del Protocolo de Kyoto por parte los Estados Unidos en New York pocas horas después.


Capítulo 5
Areas Temáticas que Requieren Control Prioritario
En base a lo expuesto en este Informe Final, surge que las áreas temáticas que requieren control prioritario pueden categorizarse en dos grandes grupos:
las relacionadas con el control de la calidad de los recursos naturales, y
las vinculadas estrechamente con el control de las actividades humanas que generan no sólo el deterioro de la calidad de los primeros sino el de la calidad de vida humana misma.
Cabría mencionar como un tercer grupo al relacionado con la prevención y control de desastres naturales. Este, si bien no puede ser incluido estrictamente dentro de lo que se considera un sistema de control ambiental, incluye indudablemente a la variable ambiental entre los componentes primordiales que lo componen.
En todos los casos deben fijarse objetivos de calidad que tiendan hacia un "desarrollo sostenible", es decir, como se dijera anteriormente, al logro de un adecuado crecimiento económico en el que tanto la tecnología como la organización social se reordenen y mejoren con el fin de satisfacer las necesidades de la totalidad, respetando la capacidad del ambiente para absorber los efectos de las actividades humanas. Es decir que las políticas para el desarrollo sostenible deberían aumentar la capacidad productiva y, simultánea-mente, ampliar las oportunidades para un desarrollo equitativo. (Lara A. 1993)
Los objetivos a fijar deberán basarse en premisas realistas, lo que implica partir de un conocimiento profundo de la situación actual, estipulándose metas intermedias para el corto y mediano plazo que signifiquen y permitan una gradualidad hacia la consecución de los primeros.
Dentro de las áreas de control que integran el primer grupo, se proponen las siguientes:
Las aguas, tanto superficiales como subterráneas. Con respecto a la calidad, tender a fijar objetivos de calidad que compatibilicen los requerimientos de los distintos usos fijados para las mismas y sus correspondientes capacidades receptoras. Con respecto a la relación oferta - demanda, establecer mecanismos para la gestión integral del recurso agua, considerando las necesidades de consumo de los distintos sectores y sus prioridades. En aquellas áreas donde el agua sea un recuso escaso, deben establecerse pautas especiales que permitan enfatizar su conservación y concientizar a los usuarios y a los ciudadanos en general sobre el valor clave de este recurso.
La calidad del aire, debiendo fijarse objetivos que tengan en cuenta las condiciones meteorológicas predominantes y la capacidad del área para recibir las inmisiones provenientes tanto de fuentes móviles como fijas. Esta cuestión requiere consideración especial en las metrópolis del país. Para ello, se necesita comenzar por el monitoreo de los parámetros clave para cada caso. Finalmente se requiere trabajar en la relación entre calidad del aire - uso del suelo y planeamiento del transporte.
La calidad de los suelos, debiendo tenderse a objetivos que, partiendo de la capacidad de uso de los mismos y de las actividades efectivamente desarrolladas en cada caso, tiendan a revertir, mejorar y controlar el estado de deterioro actual debido a la erosión, la pérdida de fertilidad, la salinización secundaria, las deficiencias del o las barreras al drenaje rural y la contaminación por acumulación de residuos, entre otros. Para la gestión sostenible de los suelos deben considerarse los siguientes elementos: (Lara, A. 1993)
coherencia ecológica, es decir, el uso de los recursos naturales de acuerdo con su aptitud;
estabilidad sociocultural, condiciones sociales básicas que condicionan el modo de utilización del suelo;
infraestructura, elemento sostiene y fomenta las actividades;
estabilidad económico - financiera, facilidad de crédito, régimen impositivo;
incertidumbres y riesgos, especialmente desde el punto de vista natural.
En las áreas urbanas, es importante considerar la problemática de la contaminación de los suelos, debido especialmente a la actividad industrial y extractiva.
La preservación de los recursos bióticos (o de la biodiversidad), apuntando al objetivo primordial de crear mecanismos adecuados que permitan, en primer término, realizar un relevamiento sistemático de los mismos y evaluar su importancia como recurso genético de uso agrícola, comercial y farmacológico para, a partir de ello, generar en segundo término los instrumentos que permitan su apropiado control.
Dentro del segundo grupo, deberían someterse a control las siguientes actividades:
La industrial, incluso la extractiva, y la energética, causantes primordiales del deterioro de la calidad del aire, el agua y el suelo y de la generación de residuos peligrosos en el país, tendiéndose a objetivos que planteen el empleo de tecnologías de baja generación de residuos (con amplia utilización de reciclaje), de sistemas de producción que utilicen insumos "limpios", es decir, que produzcan residuos menos contaminantes y, en los casos en que ello sea necesario, de apropiadas tecnologías de tratamiento de efluentes.
Las actividades agropecuaria y forestal, teniendo como objetivo el desarrollo de tecnologías que se adecuen a la naturaleza y características específicas de las zonas en que se desarrollen, que eviten la degradación y regulen, entre otros factores, los desmontes, el uso de plaguicidas (los controles sobre la importación, comercialización interna, selectividad de aplicación, técnicas de aplicación y tiempos de carencia), etc.
Las actividades relacionadas con proyectos de infraestructura (vial, sanitaria, ordenamiento urbano, regulación hidráulica, puertos, vías de comunicación, etc.), apuntando al empleo de tecnologías que compatibilicen la satisfacción de las necesidades de la población involucrada que genera el proyecto de referencia con una apropiada protección de su calidad de vida y la preservación de la calidad de los recursos naturales comprometidos.
Las actividades de tratamiento, almacenamiento y disposición final de residuos peligrosos, apuntándose a asegurar que las mismas obedezcan a las mejores reglas del arte en la materia de acuerdo a la naturaleza y características de los residuos tratados.
En lo atinente al grupo correspondiente a la prevención y control de los desastres naturales, si bien no se trata estrictamente de un área de control puramente ambiental, la variable de referencia debería insertarse, de todos modos, en los correspondientes sistemas de control, teniendo en cuenta, principalmente:
Las inundaciones y las sequías que afectan distintas regiones del país;
la sismicidad que incide sobre un núcleo de muy alto coeficiente sísmico;
la producción de aluviones que impactan seriamente la infraestructura vial y ferroviaria de zonas montañosas; y
la generación de incendios en áreas naturales, particularmente de bosques

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